La Comercializadora Industrial Urrutia fue creada por don Leopoldo Urrutia —mejor conocido como “Don Polo” por sus clientes, proveedores y amigos— hace poco más de 20 años, cuando él tenía 58 años y después de haber liquidado otra empresa que había creado en compañía de tres hermanos suyos, y que quebró por problemas familiares.
Así que don Polo decidió, a su edad y con el capital que le quedó, el apoyo solidario de su esposa doña Rosa y con la ayuda de dos de sus cinco hijos, María y Ernesto, fundar la Comercializadora Industrial bajo el régimen de persona física a nombre de María; la empresa se dedica a comprar materiales, equipo menor, herramientas y otros insumos al mayoreo a proveedores de Japón, China y otros países asiáticos, y venderlos, también al mayoreo, por medio de distribuidores que a su vez los venden al menudeo a industrias y talleres mecánicos. Su ventaja competitiva radica en que los productos que ofrece tienen una calidad aceptable y un precio muy bajo, lo que es muy apreciado por los clientes.
La comercializadora ha crecido, por lo que otros dos hijos de don Polo se han incorporado a trabajar en ella: José, el hijo mayor, y Joaquín.
La empresa ha resultado muy exitosa. Actualmente sus utilidades en operación son mayores a 18% año tras año, tiene finanzas sanas, no tiene problemas con los proveedores ni problemas de personal y sus instalaciones son propias. Don Polo tiene 60% de la propiedad de la empresa, y le dio 10% a cada uno de los cuatro hijos que trabajan en la empresa.
Don Polo, considerando que había llegado a cumplir 78 años y que la empresa estaba en muy buenas condiciones, hace un año y medio decidió que era el momento más adecuado para iniciar el proceso de sucesión de la dirección, así como de impulsar la institucionalización y profesionalización de la empresa.
Como su sucesor en la Dirección General eligió a su hijo mayor, José, licenciado en Mercadotecnia, de 50 años, casado y con dos hijos, quien lleva la mayor parte de la cartera de clientes, y don Polo pasó a ser presidente de la empresa. José empezó a tomar decisiones para controlar más al personal de manera unilateral, lo que causó malestar en sus hermanos, incluso dos de ellos, Joaquín y Ernesto, llegaron a los golpes en una junta, provocados por José. El personal de la empresa (unas 50 personas) mostró descontento y la operación de la empresa empezó a fallar. Al cabo de seis meses, y después de meditarlo mucho y platicarlo con varias personas que conocían la empresa, don Polo decidió relevar a José del puesto de Director General y lo regresó a su puesto anterior de ventas.
Se dedicó a estudiar a sus cuatro hijos restantes: Joaquín, licenciado en Informática, de 47 años, casado y con tres hijos, quien además de realizar ventas, también lleva las compras de la empresa; María, licenciada en Administración de Empresas, de 44 años, casada y con dos hijos, lleva la administración y las finanzas; Ernesto, que no tiene una carrera profesional, de 40 años, casado y con un hijo, además de ventas también controla el almacén de la organización; así como a Sandra, licenciada en Administración de Empresas, de 38 años, soltera, que no ha trabajado en la empresa.
Después de un proceso de análisis junto con doña Rosa, don Polo designó a María como directora general, y cuando anunció su decisión en la sala de juntas de la empresa las reacciones fueron diversas: José se quedó callado y se retiró de la sala; Joaquín solo hizo una pregunta irrelevante a su papá y esperó a que terminara la junta; y Ernesto manifestó su apoyo a María. Don Polo aprovechó el movimiento de María a la Dirección General para incorporar a su hija Sandra, para que se ocupe de la administración de la empresa.
Ahora, al cabo del primer año de gestión de la dirección de María, ella se ha dedicado a impulsar más las ventas, que en ese ejercicio llegaron a ser las más altas en la historia de la empresa, y a resolver algunos aspectos que limitaban la cobranza, como el pago de las comisiones, que antes se daban solo por levantar el pedido, y ahora se dan directamente por facturas pagadas. Esto trajo un gran beneficio a la empresa pues la cuenta de clientes estaba creciendo mucho y ahora empieza a bajar. Sin embargo, implicó un cambio fuerte en el sistema de remuneraciones de los hermanos, que pasaron de inicialmente cobrar todos por igual, a cobrar un sueldo base es igual para todos y una comisión por facturas cobradas, que es diferente para cada uno según sus resultados, es decir, una remuneración variable y diferente para cada uno.
Lo que ha sucedido es que José y Joaquín han manifestado mucho disgusto frente a estos cambios, y se han ido a quejar con su papá a pesar de que ahora ganan más dinero que antes. Don Polo a veces ha intervenido para moderar los cambios, pero en general ha apoyado mucho a María y a Sandra en estos aspectos administrativos. Eso ha ocasionado mucho enojo por parte de José, que ha llegado a gritarle a don Polo en las oficinas y parte del personal se ha dado cuenta de ello, así que hubo que sancionarlo económicamente.
Además, era costumbre pagar los impuestos de los sueldos de los hermanos por parte de la empresa; esto tuvo su origen desde el principio, cuando los sueldos eran muy bajos, pero ahora los sueldos son muy altos y esto ha traído una carga muy fuerte para la empresa. A petición de Sandra, los contadores advirtieron a don Polo y a María que esto ya no debería seguir así y que tendrían que decidir algo al respecto para no afectar la liquidez de la empresa. Tomaron la decisión de que todos los hermanos deberían pagar sus respectivos impuestos, lo que provocó una reacción de ira en los tres hermanos, especialmente en José y Ernesto, quienes dijeron que no estaban dispuestos a que se les quitara una prestación a la que ya tenían derecho y no cederían ni un solo peso. Y que si era necesario un proceso legal, estaban dispuestos a todo.
Ante esto, don Polo enfureció y escribió una carta a sus cinco hijos, que leyó durante una reunión, en la que señalaba que estaría dispuesto a pagar la mitad de los impuestos por parte de la empresa y la otra la pagaría cada uno de los hermanos, y que el que no quisiera aceptar esta situación podía presentar su renuncia y sería liquidado conforme a la ley; en ella ratificaba a María en su cargo, y que no aceptaría que nadie cuestionara su autoridad como presidente de la empresa. Ernesto lo confrontó muy duramente y le dijo que era un mentiroso y que lo que quería era despedirlo, que mejor dijera la verdad: que lo que quería era dejarle la empresa a María. La reunión terminó muy mal, con un gran disgusto que obligó a don Polo a mandar un mensaje a todos sus hijos, diciéndoles que esperaba que ya trabajaran con disciplina bajo las órdenes de María, o él revisaría la distribución de 20% de la propiedad para cada uno de sus hijos que ha dispuesto en su testamento.
Unos días después, don Polo empezó a sentirse mal de salud… Tuvo que ser hospitalizado algunos días.
La situación con Ernesto se agravó mucho en las semanas que siguieron a la enfermedad de don Polo. Ha manifestado muchas conductas negativas hacia María y Sandra, a quienes les ha declarado la guerra, y don Polo comienza a pensar que lo mejor sería que se fuera de la empresa… Aunque también piensa en los efectos que tendrá tanto en la empresa como en la unión familiar, o en lo que queda de esta.
Don Polo y María lo han buscado a usted para escuchar su opinión profesional acerca de cómo va el proceso de sucesión e institucionalización, así como para recibir de usted algunas recomendaciones para mejorar la situación interna de la empresa. |